Baúl de los Recuerdos...

Es increíble cómo el pasado se viene agolpando en mi cabeza, si, siempre me sucede cuando llega el mes de febrero... el mes de mi cumpleaños. Si leyera los post publicados en años anteriores por éstas fechas, podría resumirlos en lo mismo: Recuerdos. Y es que cada vez que estoy por cumplir años, no puedo evitarlo, reviso todo lo que ha sido mi vida, año por año, es como una tradición impuesta por mi alma para no olvidarme nunca, para no perderme.
Así, sin querer el universo se confabula a mi favor y me trae, sin yo proponérmelo, pedazos de mi vida, armando el rompecabezas de estos casi 33 años. El jueves, y gracias a la tecnología, tuve contacto otra vez con un amigo muy, muy querido, un amigo al que le había perdido la pista hace poco más de 10 años. El viernes ya estábamos en el messenger poniéndonos al corriente de todo lo que nos había sucedido en esta década de ausencia.
Rafael, fué mi mejor amigo durante mi adolescencia, cómplice de toda la inocencia que por esos años me rodeaba. Jóvenes, éramos muy jóvenes y pese a nuestras ansias y deseos de crecer, éramos simplemente niños. Recuerdo su paso por mi vida como una de las mejores épocas que he vivido. Recuerdo que lloraba a su lado los amores desventurados, los exámenes y esas cosas.
Él me recordó que yo era "burra" en la escuela, es decir que no era ni la más brillante ni la más dedicada y me parece que se equivoca. Si bien, no estaba a la altura de las lumbreras de mi salón (era un nivel bastante exigente el que se nos imponía en la escuela) yo estaba becada, lo que significaba aprobar cada año con un promedio mínimo de 8.5. Era "burra" en matemáticas, química y física, pero él no se acuerda que era la mejor en español y literatura.
Poniéndonos al corriente de nuestras vida me comentó "te volviste intelectual"... Ja! Es increíble cómo cambia la gente en tan pocos años, 15 o más han pasado de aquello que él recuerda de lo que era yo, 15 años o más de lo que yo recuerdo que era él. Un rebelde sin causa aparente, un grandulón bastante torpe con sus casi 2 metros de estatura (menos pero no lo sé exactamente), un tierno buen amigo y confidente.
No éramos ni la sombra de lo que somos hoy en día, ninguno hubiese imaginado en lo que se convertirían nuestras vidas. Yo no era la más bonita, la más lista, ni la más popular; él no era el más guapo, ni el más listo, ni el más popular. Terminamos la secundaria y cada uno cambió de escuela, la preparatoria ya era otra cosa, yo me fuí a Puebla y tuvimos encuentros en donde la amistad existía como un recuerdo cercano, y la dejamos ir para dar paso a mis primeras calenturas (jajajaja).
En la universidad nos vimos poco, en el teatro, después tres o cuatro veces en los pasillos de la facu, algún que otro encuentro en reuniones de ex-compañeros. Por ese entonces poco quedaba de lo que habíamos sido y nos había unido. Estábamos en la búsqueda de nosotros mismos, sólo queríamos mirar para adelante y comernos de una vez por todas el mundo de un bocado. Nos graduamos, él ingeniro civil y yo comunicóloga, nunca más volvimos a vernos...
El viernes nos reencontramos, me contó que esta casado, que tiene dos bellos hijos (una nena y un nene), que tiene un negocio y le va muy bien; yo le conté de mis viajes, de mi matrimonio. Aclaramos algunas cosas que habían quedado en el tintero. Yo quería, si, recuperar 10 años de noticias en 10 minutos de comunicación virtual. Fué alguien sumamente especial en mi vida -creo que él no lo sabe- pero lo fué, un importantísimo pedazo de mi vida que hoy vuelve y revuelve.
Te quiero muchísimo Rafa, espero no volver a perderte.
Lu*
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